Los Ellos de Carla Berrocal, los Ellos de H. G. Oesterheld

Carla Berrocal ha publicado recientemente La tierra yerma, un cómic que contiene numerosas capas de significado. La historia del mismo transcurre en tierras charras y se encuentra protagonizado por mujeres, auténticas heroínas del relato. Con todo, la ambientación es atemporal o, mejor, se inscribe en este territorio mítico que configuran los westerns más áridos, o al menos tan baldíos como el paisaje que los sustenta. Ya digo que se trata de un tebeo en extremo significante, de modo que aquí voy a referirme tan solo a unos personajes que limitan el escenario y la acción de La tierra yerma, nombrados como Los Ellos.
Los Ellos de La tierra yerma suponen, en una primera lectura, la representación del mal absoluto. Pero como no estoy muy seguro de que su papel en esta historia se limite al de referir las determinaciones mediante las cuales el patriarcado constriñe a sus víctimas, que no son únicamente mujeres, prefiero relacionar esta figura, la de Los Ellos, con la de otros Ellos más que notables en la historia del cómic, esto es, los Ellos de El Eternauta, el famoso tebeo escrito por H. G. Oesterheld y dibujado en su primera versión por Solano López.
La gran diferencia entre los Ellos de La tierra yerma y los de Oesterheld es que en El Eternauta no aparecen representados. Pero, desde una lectura existencialista y en clave psicoanalítica, en ambos relatos estos personajes cumplen idéntica función. Los Ellos recogen los fantasmas, las angustias, ansiedades y delirios de una población atemorizada por las incertidumbres. Los Ellos son los invasores a los que en última instancia todos los fantasmas obedecen y designan, como decimos arriba, el mal absoluto. Se les represente o no, su presencia es más inferida que manifiesta, si bien en el tebeo de Berrocal esta presencia es más evidente. (Digamos, entre paréntesis, que esta es una de las claves del éxito de los mejores relatos de terror. El mal se presiente, se intuye, pero no tiene figura reconocible).
Como es bien sabido, el acceso al ello constituye el fundamento del psicoanálisis freudiano. El ello, el id, no se conoce por sí, sino a través de sus manifestaciones. Es el inconsciente. Y como Freud enunció, los sueños son la vía privilegiada de acceso al inconsciente. Tanto en la diégesis de La tierra yerma, como en la de El Eternauta, los Ellos constituyen una evocación. La del inconsciente incontrolado que asusta. Centrándonos en el relato de Berrocal, esta es la conexión que es factible establecer entre el territorio mítico de los sueños y el cuento que se desglosa en La tierra yerma, con su permanente acceso a lo real. Hay aquí el goce que proporciona esta unión, si bien es un goce trágico, como el de las buenas historias.

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